Desapareciste en el invierno de tu soledad.
Te congelaste y aprendiste a controlar.
Emprendiste un viaje a nuevas sensaciones y nuevos entendimientos
para darte cuenta
que a veces vale la pena estar vivo.
Atérmica volviste,
sin confusiones ni enredamientos psicofísicos.
Sólo tu fría calma
y tu realidad en otro plano.
Embebida en neutralidad,
de enfoque a lo simple.
En la necesidad de paz
el cerebro enmudece.
Lista para entender cosas
en otro nivel.
Pero sin la voluntad
de regalar tu sabiduría.
Aún así sigues siendo obsoleta.
Y tienes escarcha en el corazón.
Nro. 35 - Atermicidad sentimental.
Publicadas por
Ðąи
18/7/11
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